Una pista [Chris]

Después de la fiesta del día anterior lo normal sería que hoy siguiera en aquella casa, con aquella gente y haciendo todas aquellas cosas que me encantaba hacer; pero hoy tenía un plan mil veces mejor. Antes de salir del lugar preparé chocolate caliente y lo metí en un termo, busqué una manta bien grande y gruesa por los armarios y me la llevé.
Llegué al lago vestida con tres camisetas, una chaqueta y un abrigo relleno de plumas que me hacía parecer una albóndiga azul gigante. También llevaba dos pares de medias, unas mayas y unos pantalones, que se metían por dentro de unas botas negras forradas por dentro. La manta estaba enroscada alrededor de mi cuerpo y utilizaba el termo para calentarme las manos, ya que me había olvidado de coger los guantes. Quizás alguien hubiera pensado que me había pasado abrigándome, pero lo cierto era que soy una persona extremadamente friolera en los días de resaca, y no convenía tenerme descontenta hoy.
Me senté sobre el suelo, cubierto de nieve, y observé el lago durante unos segundos: el agua se había congelado, haciendo que éste pareciera una gran pista de patinaje. Empecé a fantasear sobre cómo sería patinar ahí: si los patines funcionarían bien sobre esa superficie sin alisar, si se rompería el hielo, si me ahogaría en el agua helada... Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando un copo de nieve aterrizó sobre mi nariz y se posó ahí durante unos segundos antes de derretirse, dejando ésta medio húmeda.
Como había empezado a nevar y no quería que se me estropeara el peinado, el cual tampoco era nada del otro mundo ese día, me puse la capucha y me acurruqué en mi abrigo. Esperaba que Chris no tardara mucho en aparecer, pues estar aquí sola, expuesta a la nieve y al frío invernal, era bastante aburrido.

Me levanté bastante temprano para mi cita con Lily, ya que no me gustaba hacer esperar a la gente ni la impuntualidad. Como todas las mañanas, me levanté de la cama bostezando, frotándome los ojos y buscando mis dichosas zapatillas, las cuales solo aparecían en verano, las muy jodidas. Abrí una ventana de golpe y, con la misma rapidez que la abrí, la cerré cruzando los brazos para evitar el frío. Me acerqué al baño, me duché, admiré mis preciosas rastas durante un buen rato, y me vestí. No llevaba puesto nada excesivamente veraniego, pero tampoco iba abrigado. Llevaba unos pantalones largos, de esos en los que cabemos 2 como yo, una camiseta larga, una chaqueta que abrigaba bastante por encima y mi gorra plana favorita, la negra. Como no salí de casa con los cascos puestos dirección Lily.
Unos metros antes de llegar hasta donde ella se encontraba, me paré, me quité los cascos y la vi... ahí estaba ella.. de espaldas, envuelta en una manta y con un termo de lo que suponía que podría ser café o chocolate caliente. Miré los bolsillos. Sí, ahí estaban mis guantes. Teniendo en cuenta que yo no me los pondría, ella les podría dar algún uso, no?.
Me acerqué a ella y, sin decir una sola palabra tiré el porro que estaba fumando, le miré y me senté a su lado contemplando el horizonte